lunes, 27 de febrero de 2017

Confesiones de un empresario valiente

Cuentan que un empresario convocó a uno de sus empleados a su despacho para hacerle un extraño pedido y una confesión.
¿Sabías que el personal de mi empresa pone en marcha mi capital, y que sin ese aporte desaparecería en 5 años?
Pero no es tu cuerpo el que trabaja.
Tu cuerpo y tu mente son sólo tus herramientas de trabajo.

El que trabaja eres tú, ese famoso "árbol de conocer y decidir", lo que te diferencia de las demás especies. Es tu "conciencia de yo" la que trabaja. 
Tu espíritu maneja tu cuerpo como si fuera por control remoto, desde un nivel misterioso y superior, desde un escalón de una imaginaria escalera que llega hasta el cielo, más conocida como escalera de Jacob.
La escalera de Jacob

Nosotros, los emprendedores, sabemos algo que a los laburantes se les oculta.
Los humanos no somos tan mortales. 
Ese "árbol de conocer y decidir" es un sistema metafísico que recibe la información de los sentidos del cuerpo, clasifica esa información, la razona, y toma una decisión ante cada desafío.
Si esa decisión le conviene el mundo, tu espíritu recibe un crédito que nadie te puede quitar.


El árbol del conocer y decidir
Es lo que estás haciendo ahora al escucharme. No es tu cerebro el que me escucha, es tu espíritu que está clasificando la información y a punto de tomar una decisión sobre la misma.

Los frutos de ese árbol son imperecederos, son la diferencia entre lo que entregas al mundo y lo que consumes de él. 
Pero no se comen en esta vida. Quedan como patrimonio para tu próxima vida.

Ahora, te pido disculpas pero tengo que hablar de un tema tabú: 
¿No te parece que los homosexuales debieron tener en su vida pasada un cuerpo del sexo opuesto? Lo que más debemos recordar de nuestra vida anterior es nuestra preferencia sexual.
¿Has advertido que difícilmente quieran ser laburantes sino que buscan ser famosos de éxito? 
¿Será que han vivido muchas vidas y no encontraron un cuerpo de su género, que fuese apto para ascender el nuevo escalón de la escalera de Jacob, para un nuevo desafío.
¿Has advertido que parece que nosotros, los emprendedores estamos en esta vida disfrutando frutos que generamos en vidas pasadas?

Los laburantes (que son bien machos y hembras),
¿advierten que su vocación y preferencias cromáticas y musicales no parecen de esta vida?

Bien, vamos al grano. 
El objetivo excluyente de la vida es trabajar. El ocio no le sirve a tu espíritu eterno. Te derrumba mal.

La paga que reciben los trabajadores en el mundo físico es tan sólo una simulación de ese proceso escalonado y trascendente denominado Karma. 
El dinero es sólo una parábola para que pueda ser entendida por quienes aún no vislumbran la eternidad de los objetivos del Creador.

 Desde la Revolución Industrial esa simulación ha sufrido una importante des-naturalización. El trabajo comenzó a pagarse por su costo y no por su verdadero precio. Es decir que la ganancia por el trabajo humano no quedaba en su verdadero dueño. Nos la quedábamos los empresarios, te lo confieso!

Para resolver los conflictos de clase se apeló a una Segunda Postura, que consistía en sacarnos del medio a los emprendedores, creando una infra-estructura estatal que intentara reconstruir esa simulación. No lo logró porque nadie más quiso producir excedentes para los demás.


Tu cuerpo necesita mantenerse en forma para seguir trabajando y ése es el costo de tu trabajo.
Pero tu espíritu necesita participar en las ganancias para seguir teniendo ganas de trabajar. Ése es el precio de tu trabajo.
El Excedente nunca llegó
Aunque no lo cobres en esta vida, tu espíritu de todas maneras subirá el escalón.


Se puede demostrar matemáticamente que las ganancias de toda empresa son generadas por capital y trabajo en función de sus costos relativos. 
Como excepción, y sólo si la empresa paga por infraestructura estatal exclusiva, el Estado también sería parte del equipo y podría confiscar una parte de las ganancias.


Ahora, una Tercera Postura conocida como Doctrina Social de la Iglesia, intentó que los excedentes generados por el capital fuesen intangibles pero que los del trabajo fuesen administrados por el Estado "solidario".

Para eso instituyó el famoso Impuesto a los Réditos Empresarios. 
Pero no apuntó al verdadero objetivo de la simulación, que era que los excedentes del trabajo humano quedaran en el individuo, en el espíritu que los generaba.
Apuntó a una formalidad discrecional.
¡Pero si a la participación en las ganancias no la cobrás vos sino el Estado, a mí me matás, me quebrás!

Sin embargo, la doctrina social de la iglesia logró lo que nadie antes!:

Identificó, mensuró y separó el fruto del trabajo, el famoso fruto de tu "árbol de conocer y decidir" que el Génesis te indica no comer para no transformarnos en esclavos.


Es el pecado que venimos cometiendo desde la revolución Industrial.
Inadvertidamente, en ese momento el porcentaje esclavo aumentó al 90%.

Pero...la doctrina social de la iglesia NOS HIZO UN PASE GOL!

 Para concluir, estamos en un momento especial, ante una última oportunidad de reconstituir la simulación del Karma.
 Sólo tenemos que utilizar el dinero del Impuesto al Rédito Empresario para participar ganancias al personal de esa empresa. 
¡Es decir que la tercera parte de las ganancias de nuestra empresa será para el personal! No para el Estado!
Es la Cuarta Postura, el regreso al ENTUSIASMO LABORAL


Mirá el proyecto de ley  que puede ingresar en el congreso el 1° de mayo.
Necesito que me ayudes a convencer a Macri que la presente al Congreso.
http://proyectoactitud.blogspot.com/2013/11/la-ley-que-acabara-con-el-populismo.html


Un abrazo, y buena suerte amigo.

viernes, 17 de febrero de 2017

¿Cuándo se perdió el entusiasmo laboral?



¿Qué pecado cometimos para que el trabajo fuera una esclavitud en vez de una fuente de prosperidad?

La escandalosa degradación de la especie humana (obra cumbre de Dios), nos obliga a escudriñar en los más profundos pliegues de su creación.

El objetivo excluyente de la vida es trabajar.

La paga que reciben los trabajadores en el mundo profano es tan sólo una simulación de otro proceso sagrado. Es una parábola (como la de los talentos) que pueda ser entendida por quienes aún no vislumbran la eternidad de los objetivos del Creador.


 Desde la Revolución Industrial esa simulación ha sufrido una importante des-naturalización. El trabajo comenzó a pagarse por su costo y no por su verdadero precio. Es decir que la ganancia por el trabajo humano no quedaba en su verdadero dueño.

Para resolver los conflictos se apeló a una Segunda Postura , que consistía en crear una infra-estructura estatal que intentara reconstruir esa simulación. No lo logró porque se dejó de producir excedentes.

 Luego una Tercera Postura, la Doctrina Social de la Iglesia, intentó que los excedentes generados por el capital fueran intangibles y que los del trabajo fuesen administrados por el Estado.
Para eso se instituyó el famoso Impuesto a los Réditos Empresarios.
No apuntó al verdadero objetivo de la simulación, que era que los excedentes del trabajo humano quedaran en el individuo, en el espíritu que los generaba.

Apuntó a una formalidad discrecional pero logró lo que nadie antes: 
Aisló el fruto del trabajo, el fruto de ese árbol de conocer y decidir que el Génesis indica no comer para no transformarnos en esclavos.

Es el pecado que venimos cometiendo desde la revolución Industrial.
Inadvertidamente, en ese momento el porcentaje esclavo aumentó al 90%.

 Para concluir, estamos en un momento especial, ante una última oportunidad de reconstituir la simulación del Karma.
 Sólo tenemos que utilizar el dinero del Impuesto al Rédito Empresario para participar ganancias al personal de esa empresa. 
Es la Cuarta Postura, el regreso al ENTUSIASMO LABORAL

Vea el proyecto de ley  que ingresará en el congreso el 1° de mayo
http://proyectoactitud.blogspot.com/2013/11/la-ley-que-acabara-con-el-populismo.html

Ebook