martes, 14 de abril de 2015

¿La mortaja tiene bolsillos?

Muchos dicen: 
¿para qué prosperar si la mortaja no tiene bolsillos?

Pero hay una teoría que indica que la prosperidad se lleva de una vida a la siguiente, no en forma de dinero pero sí en forma de talento. 
Que cuando una persona muere, su espíritu ingresa en un recién nacido de similar talento.

Talento no es instrucción sino es la capacidad para lograr propósitos.


El camino al cielo, aunque en sus primeros tramos es fácil, más arriba nos exige talento. 


Ladera Norte

En esa travesía transitamos cuatro paisajes diferentes, y más que una vida.
  • Se comienza siendo CONDUCIDO por una ladera suave hasta llegar al primer refugio. 
  • Se continúa como EMPRENDEDOR por otra ladera para llegar al segundo refugio. 
  • Y luego como LÍDER por la más empinada para llegar al tercero.


Sólo como SENSEI se llega al cuarto y último refugio, que está en la ladera norte donde está el camino más escarpado.
Un solo escalador puede desapegarse de la ilusión del ego y alcanzar la cima. Allí se encuentra el famoso "ojo de la aguja"

Pero en todo el camino anterior se necesita el yo. Es la mula necesaria para escalar. Sin prosperidad no se puede escalar la montaña.

El problema es que los ideólogos nos hacen comenzar la travesía por la ladera norte, y por eso siempre regresamos traumáticamente al pie de la montaña.


¿La escalera de Jacob?

Aunque parezca mentira, el talento es una característica humana que viene "marcada" en el cuerpo al nacer, y es fruto de determinado cromosoma de sus progenitores.
Ya conocen la frase "nació con estrella".
No es que su destino esté marcado sino que le resulta más fácil lograr sus propósitos.

Una de las "pruebas" de esto tan raro que estoy diciendo son los homosexuales.
Son personas de relativo alto talento que en su vida anterior tenían el sexo opuesto.
Como no es fácil conseguir recién nacidos de alto talento, en casos especiales se puede resignar la preferencia de género para no perder talento y así continuar en la carrera ascendente del espíritu.

De vida en vida arrastramos entonces la preferencia de género, la vocación profesional, la preferencia musical y algunas pocas cosas que "recordamos".

Pero lo más determinante es el talento que recibimos más el que logramos al final de la vida.

De manera que durante la mayor parte del camino ascendemos la montaña de forma natural, con alegría y sin necesidad de pastores.

Desde ya que los delincuentes descienden escalones. Están condenados.


Creo que el verdadero objetivo de este juego de la vida es ascender escalones de talento. Porque el talento se incrementa durante la vida si lo que producimos al mundo supera lo que consumimos de él.


Por eso no renunciemos a participar en las ganancias que genera lo uno hace.

Pero para ello es necesario que ambos valores sean transados a su real valor de mercado, que no sean manipulados por algún tercero o una super-estructura social.

Esta alta misión humana no es colectiva, es individual. Pero es condición para que el bien común sea viable.

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