viernes, 12 de julio de 2013

Trabajar es Ganar

Es fácil demostrar que las ganancias de cualquier empresa son generadas por el capital y el trabajo en relación con sus respectivos costos.
El costo del aporte de cada empleado no es otro que el sueldo que le fueron pagando.
Y el costo del capital de la empresa también es una cifra bastante fácil de determinar.
De manera que buscando las ganancias que cada año se declararon ante la administración tributaria, el monto adeudado a los empleados surge con precisión y lo puede calcular un perito especialista en costos de producción.

Se me ocurre que podemos solicitar que un juez determine la procedencia del reclamo, y que en su caso condene al Estado a resarcir al empleado.
Pero dejando asentado que si eso pusiese al Estado en una situación difícil por la jurisprudencia que asentaría, le condene al menos a reconocer que el empleado ha sido  una especie de "sostenedor del Estado desde la indigencia" lo cual demostraría que la ley del Impuesto a las Ganancias es totalmente opuesta al espíritu de la tributación,  que debe orientarse hacia las propiedades y consumos excesivos.


Y que entonces condene al Estado a no cometer esa injusticia en el futuro, es decir que cuando confisque ganancias de la empresa, utilice ese dinero en primer lugar para pagar la participación que en las mismas le corresponde.

Cualquier empleado podría demandar al Estado por los 30 años que trabajó en empresas privadas.
Porque la tercera parte de las ganancias de esa empresa fue confiscada por el Estado, quien debió atender primero su derecho constitucional a participar de ellas, antes que su derecho de cobrar impuestos.
¿No creen que su derecho constitucional a participar en las ganancias es anterior al del Estado de cobrar impuestos?

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