sábado, 8 de junio de 2013

La iglesia también aborta

La Doctrina Justicialista y la Doctrina Social de la Iglesia Católica han llevado a nuestro querido país a un punto del que no nos será fácil retornar.
No saldremos fácilmente, a menos que la Iglesia Católica revise sus encíclicas desde la guerra fría hasta hoy y elabore una doctrina social que privilegie el esfuerzo.
Que no aborte el mayor milagro de la creación que es ese impulso natural con que Dios dotó a los humanos para diferenciarlo de los animales y crecer y progresar.
La llegada de un hijo es uno de los mayores milagros de la Creación.
Pero luego, desde lo más profundo de nuestra alma, un impulso también milagroso nos impele a actuar para que nuestro hijo sea mejor que nosotros. Nos esforzamos toda la vida para eso.
Jamás una planta podría intentar eso para sus hijos. Ni un animal se esforzaría un instante para progresar generación tras generación.
Pero los seres humanos tenemos esa virtud. Las acciones humanas son las únicas acciones de la creación que generan frutos excedentes.
No trabajamos sólo para "ganarnos el pan", sino que estamos programados para producir excedentes que posibiliten nuestro progreso, y para administrarlos según nos dicte nuestro albedrío
La suma de todos esos progresos individuales, ha hecho subir escaloncitos a la humanidad en su ascenso para semejarse a Dios.

El hombre día a día se hace más creativo produciendo bienes que no estaban. Lo que no era, comienza a ser.
Ése es el mayor milagro de la Creación.

Este designio se fue cumpliendo hasta que, por el impulso aludido, decidimos producir los bienes en forma industrial.
Allí, la administración de los excedentes dejó de ser individual y entonces el trabajo comenzó a remunerarse por su costo y no por su precio.
Aparecieron grandes pensadores que intentaron ayudarnos a descubrir la mejor manera de mantener intacta esa voluntad de Dios.
Smith, Marx, Taylor, las religiones y muchos otros intentaron resolver ese problema. pero, aunque hemos logrado avances en algunos aspectos, estamos dejando de mejorar.
Para colmo, pareciera que Dios no va a intervenir. Es como si quisiera delegar la resolución de este problema en sus hijos, para probar nuestra madurez.
Se arriesga a que, por un error de apreciación, regresemos a nuestro status animal, terminando generación tras generación trabajando sólo para alimentarnos y mantenernos
A esta altura de los acontecimientos, la escala de valores se ha desvirtuado, y ya casi ni somos capaces de producir pensadores que resuelvan el problema.
Estamos a punto de regresar a la escala animal.

Un conjuro casi sacrílego no está permitiendo continuar en ascenso.
Los Estados, cual osos predadores, están sistemáticamente comiendo los embriones del crecimiento a los asalariados, que son el 90% de las personas.
Cualquier especie desaparecería, si le comen sus hijos antes de nacer.
El impuesto a las ganancias de las Sociedades come nuestros embriones antes de nacer.
Los impuestos al patrimonio o al consumo, en cambio, los utilizan después de nacer, permitiendo su aporte al bien común.
Las iglesias, consciente o inconscientemente, están permitiendo este sacrilegio, que aborta el mayor milagro de la Creación.

Proyecto Actitud

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